Estamos en plena celebración de feria y ya que mañana es jueves de Corpus, festivo, al igual que el viernes, qué mejor que adelantar nuestra crónica dos días para que se pueda sacar mayor partido de la misma.
Dos días de descanso para probar los bares y restaurantes de la ciudad de Granada y quién sabe, si descubrir una terraza algo tranquila y apartada en la que disfrutar del buen tapeo.
Y eso es lo que hicimos nosotros en esta crónica. Nada de feria, ni de centro ni de Almanjayar. Nada de agobios y aglomeraciones... así que escapamos del centro y nos fuimos hasta la zona de la Avenida de Cervantes donde descubrimos la terraza del Mesón Juan Ramos.
La foto es de Google Street View ya que olvidé tirar la foto en directo
Un local pequeño, situado en la calle Sancho Panza. Una zona en la que hay terraza como la del Labrador (estaba a tope esa noche) o interesantes bares como Mamut Bola de Oro o el bar Romero, ya en Fontiveros. Y es que es una calle que comunica distintas zonas de Granada.
Al llegar vimos como el interior era pequeño y coqueto eso sí, sin una decoración especialmente llamativa.
Una barra que con forma de "L" ocupaba casi todo el local y un grupo de mesas que habían sido juntadas en una gran comida familiar.
La actividad dentro era intensa pero también lo era fuera, pues otra mesa competía con la anterior en número de comensales.
Nos hicimos con una mesa en la terraza y enseguida nos atendieron. Una mesa en la que no estuvimos demasiado rato, pues debido a la gran cantidad de mosquitos que había debido al calor y a un cartel cercano nos hicieron movernos a otra mesa junto a la puerta.
Para esta primera ronda nos pedimos dos cervezas a la vez que oímos... "dos primeras". Estaba claro; la tapa no era a elegir.
Y más o menos la imaginamos cuando a una pareja de la mesa contigua le sirvieron dos vasitos de salmorejo con pan tostado. Dos vasos de cristal que en nuestro caso se transformaron en tazas de café.
Un salmorejo fresquito, de buen sabor y acompañado por picadillo de jamón y huevo. Un salmorejo con el sello Thermomix, algo que se notaba sobre todo por la textura.
Fue a mediados de esa ronda cuando nos cambiamos de mesa y al mudarnos nos encontramos con una carta que comenzamos a ojear. Era un bar de pescado... de eso no había lugar a dudas.
En la terraza, salvo la mesa con sus comensales, todo eran clientes con tapas y algunas raciones y eso pensamos hacer nosotros. Pedir algo pero no sin antes rellenar nuestras copas.
Dos nuevas cervezas, Alhambra de grifo en una copa de dimensiones bastante acertadas pero no excesivas y ahora explicamos este matiz.
Dos cervezas que llegaron acompañadas de dos rebanadas de pan con lomo en orza (o eso nos pareció) sobre una rodaja de tomate.
Muy buen sabor, bien hecho pero sorprendente la presencia de carne en un local especializado en pescado y marisco según al menos la carta.
Así que optamos por pedir media ración de boquerones sin raspa que no tardaron nada en llegar. Eso sí, el camarero muy atento nos preguntó si queríamos pan (dijimos que no), algo que no suelen hacer y luego sin embargo se cobra aunque no se coma o se haya pedido.
De hecho y para alabar la buena atención, a nuestros vecinos de mesa, a con una ración en la mesa y tras pedir una cerveza más les sirvió tres tapas (eran tres las personas que había sentadas). Todo un detalle.
Los boquerones no tardaron nada en llegar. y si digo nada es que no pasaron ni cinco minutos desde que los pedimos. Una media con un aspecto inmejorable. Sueltos, bien fritos, en su punto de crujientes y con un buen color (nada de boquerones oscuros que denotan un aceite demasiado usado).
Un buen sabor que sin embargo pecaba en algunos de ellos de exceso de sal...
Y así tras llegar al final de nuestra media ración decidimos abonar la cuenta en el interior. Un total de 18 euros que tocaban a razón de 8 euros por la media (era algo más cara que otros sitios pero estaban muy buenos) a 10 euros por las cuatro cervezas (a 2,50 euros cada una). Y es en el aspecto de la cerveza, en el precio, donde nos pareció algo caro, máxime cuando en nuestra anterior crónica en terraza, en el centro nos cobraron 2,20 euros (los refrescos también oímos que eran a 2,50).
Dos días de descanso para probar los bares y restaurantes de la ciudad de Granada y quién sabe, si descubrir una terraza algo tranquila y apartada en la que disfrutar del buen tapeo.
Y eso es lo que hicimos nosotros en esta crónica. Nada de feria, ni de centro ni de Almanjayar. Nada de agobios y aglomeraciones... así que escapamos del centro y nos fuimos hasta la zona de la Avenida de Cervantes donde descubrimos la terraza del Mesón Juan Ramos.
Un local pequeño, situado en la calle Sancho Panza. Una zona en la que hay terraza como la del Labrador (estaba a tope esa noche) o interesantes bares como Mamut Bola de Oro o el bar Romero, ya en Fontiveros. Y es que es una calle que comunica distintas zonas de Granada.
Al llegar vimos como el interior era pequeño y coqueto eso sí, sin una decoración especialmente llamativa.
Una barra que con forma de "L" ocupaba casi todo el local y un grupo de mesas que habían sido juntadas en una gran comida familiar.
La actividad dentro era intensa pero también lo era fuera, pues otra mesa competía con la anterior en número de comensales.
Nos hicimos con una mesa en la terraza y enseguida nos atendieron. Una mesa en la que no estuvimos demasiado rato, pues debido a la gran cantidad de mosquitos que había debido al calor y a un cartel cercano nos hicieron movernos a otra mesa junto a la puerta.
Para esta primera ronda nos pedimos dos cervezas a la vez que oímos... "dos primeras". Estaba claro; la tapa no era a elegir.
Y más o menos la imaginamos cuando a una pareja de la mesa contigua le sirvieron dos vasitos de salmorejo con pan tostado. Dos vasos de cristal que en nuestro caso se transformaron en tazas de café.
Un salmorejo fresquito, de buen sabor y acompañado por picadillo de jamón y huevo. Un salmorejo con el sello Thermomix, algo que se notaba sobre todo por la textura.
Fue a mediados de esa ronda cuando nos cambiamos de mesa y al mudarnos nos encontramos con una carta que comenzamos a ojear. Era un bar de pescado... de eso no había lugar a dudas.
En la terraza, salvo la mesa con sus comensales, todo eran clientes con tapas y algunas raciones y eso pensamos hacer nosotros. Pedir algo pero no sin antes rellenar nuestras copas.
Dos nuevas cervezas, Alhambra de grifo en una copa de dimensiones bastante acertadas pero no excesivas y ahora explicamos este matiz.
Dos cervezas que llegaron acompañadas de dos rebanadas de pan con lomo en orza (o eso nos pareció) sobre una rodaja de tomate.
Muy buen sabor, bien hecho pero sorprendente la presencia de carne en un local especializado en pescado y marisco según al menos la carta.
Así que optamos por pedir media ración de boquerones sin raspa que no tardaron nada en llegar. Eso sí, el camarero muy atento nos preguntó si queríamos pan (dijimos que no), algo que no suelen hacer y luego sin embargo se cobra aunque no se coma o se haya pedido.
De hecho y para alabar la buena atención, a nuestros vecinos de mesa, a con una ración en la mesa y tras pedir una cerveza más les sirvió tres tapas (eran tres las personas que había sentadas). Todo un detalle.
Los boquerones no tardaron nada en llegar. y si digo nada es que no pasaron ni cinco minutos desde que los pedimos. Una media con un aspecto inmejorable. Sueltos, bien fritos, en su punto de crujientes y con un buen color (nada de boquerones oscuros que denotan un aceite demasiado usado).
Un buen sabor que sin embargo pecaba en algunos de ellos de exceso de sal...
Y así tras llegar al final de nuestra media ración decidimos abonar la cuenta en el interior. Un total de 18 euros que tocaban a razón de 8 euros por la media (era algo más cara que otros sitios pero estaban muy buenos) a 10 euros por las cuatro cervezas (a 2,50 euros cada una). Y es en el aspecto de la cerveza, en el precio, donde nos pareció algo caro, máxime cuando en nuestra anterior crónica en terraza, en el centro nos cobraron 2,20 euros (los refrescos también oímos que eran a 2,50).
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