Nos vamos al Albaicín a probar cómo se tapea en Los Mascarones

Es uno de los barrios más conocidos de la ciudad y si me permitís, de toda España. El Albaicín (también llamado Albayzín), es el antiguo barrio árabe de la ciudad en contrapunto al Realejo, su vecino cercano que era en otros tiempos el barrio judío. Dos barrios con solera de la ciudad.

Y si bien del Realejo tenemos una gran selección de bares y restaurantes en el blog, no ocurre lo mismo con el Albaicín, con el que tenemos una deuda que trataremos poco a poco de solucionar. Y es que encontrar un bar del barrio y encima hacerse hueco para probar sus tapas es harto complicado.

Ese fue nuestro objetivo el sábado y bien que nos costó dada la gran afluencia de gente. Y así, uno de los que probamos es el protagonista de nuestra crónica en el día de hoy. Una crónica para la cual nos desplazamos hasta el bar Los Mascarones en la calle Pagés.

Como decimos, no es una zona que tengamos excesivamente frecuentada, algo que no quiere decir que no tengamos alternativas para tapear. En el barrio encontramos así locales emblemáticos como Horno de Paquito, La Entraiya, Torcuato, La Porrona, Los Caracoles...

En el caso de Los Mascarones tenemos que acudir a la calle Pagés, continuación de la Plaza del Salvador y de la Cuesta del Chapiz. Un local al que también podemos acceder entrando por la antigua Carretera de Murcia.

Al llegar nos encontramos con un local a rebosar de gente. Un local no excesivamente amplio que cuenta con una barra en forma de "L" que ocupa casi todo el local tras la cual encontramos una plancha y una pequeña cocina.

En la parte frontal un grupo de tres toneles altos que sirven de mesas y en uno de los cuales milagrosamente encontramos acomodo, pues algunos clientes decidieron salir al exterior a disfrutar del sol y el buen tiempo mientras tapeaban.

Nos decidimos por pedir dos cervezas, lo más apropiado para combatir el calor reinante. Dos cervezas servidas en jarrita y aunque el grifo era Alhambra nos parecieron Mahou por el sabor (Mahou es la propietaria de Alhambra).

Con el local a rebosar supusimos que las tapas tardarían pero no fue así. La primera tapa llego de forma casi simultánea. Una tapa que no era a elegir y que siendo sábado (fin de semana) era casi un fijo.

Nos pusieron un plato de migas mezcla de pan y harina acompañadas por longaniza y con algunos tropezones. Tenían un buen sabor, bien hechas aunque quizás algo saladas y huérfanas, pues un poco de pimiento les habría venido muy bien.

El local en su interior muestra una decoración tradicional. No había concesiones a lo superfluo y en general podemos decir que se integra perfectamente con el carácter y el estilo del barrio en el que se encuentra.

Y aunque estaba lleno, lo que parecía imposible sucedía, Seguía entrando más gente, algo que nos hizo que casi no pudiéramos tirar fotos más que a las tapas.

Así que nos decidimos por pedir una segunda ronda, de nuevo con dos cervezas y una tapa, que esta vez sí, tardó bastante en llegar.

Una vez la reclamamos desde el tonel elevando la voz para que nos escucharan nos sirvieron un plato de albondigas (una por persona) en salsa con patatas. 



Con un aspecto que podríamos decir, era estándar, no destacaba por nada en especial. Las albondigas no parecían ser caseras y aunque tenían buen sabor, una albondiga por persona... dos habría quedado mejor o en su lugar haber puesto algunas patatas más, patatas que como suele ser habitual eran congeladas. Eso sí, les faltaba estar más fritas.

Dos rondas que tras dar buena cuenta de ellas nos hicieron abandonar el local no sin antes pedir la cuenta y es que ya tanta gente hizo que optásemos por cambiar de aires. A la hora de pagar un total de 1,80 euros por cada cerveza que hicieron un total de 7,20 euros por las dos rondas. Un local que, como siempre hacemos, os invitamos a probar para sacar vuestra propia opinión.

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Y llegados a este punto, estas serían las conclusiones.

Local típico de un barrio con solera

Buen precio en las consumiciones

Las tapas no eran a elegir

Las tapas, al menos las nuestras, no nos conquistaron