Esta semana volvemos a la acción como siempre pero algo más apretados en las barras de los bares y con menos mesas en las que poder disfrutar de una buena cerveza. ¿El motivo? Se acerca la navidad y cada vez más encontramos cenas y comidas de empresa, amigos, familia... una época en la que encontrar hueco se vuelve una tarea más difícil de lo habitual.
Esta vez hemos acudido a probar las tapas de La Recacha y es que la entrada en la web data del año 2014, casi cuatro años de tiempo en los que pueden haber cambiado muchas cosas así que apostamos por volver a visitar este local y comprobar si había cambiado y qué podíamos encontrar de nuevo.
Y antes de nada lo mejor es ubicarlo para que todo aquel que no lo conozca no tenga problema en encontrarlo, incluso sin ayuda de GPS. La Recacha se encuentra situado en la entrada del barrio del Zaidín, más exactamente en la calle Palencia, enfrente de Merca 80 y del lugar que hasta hace bien poco ocupaban los cines de verano Los Vergeles. Una zona que cuenta con una gran oferta en lo que se refiere a bares y restaurantes y así basta citar al Mesón Eloy, Gran Kiki Tapas, El Lechero, Sinnil, Romero, Las Delicias o Doña Rosquita.
Y antes de nada lo mejor es ubicarlo para que todo aquel que no lo conozca no tenga problema en encontrarlo, incluso sin ayuda de GPS. La Recacha se encuentra situado en la entrada del barrio del Zaidín, más exactamente en la calle Palencia, enfrente de Merca 80 y del lugar que hasta hace bien poco ocupaban los cines de verano Los Vergeles. Una zona que cuenta con una gran oferta en lo que se refiere a bares y restaurantes y así basta citar al Mesón Eloy, Gran Kiki Tapas, El Lechero, Sinnil, Romero, Las Delicias o Doña Rosquita.
Se trata de un local de ambiente tranquilo y acogedor que cuenta con una barra amplia y un salón no muy grande con una serie de mesas para comer. Una decoración sobria pero elegante en la que la madera domina todo el local y que le da un toque de calidez.
Al llegar encontramos hueco, primero en la barra junto a la pared y algo más tarde, al irse una cliente, en la barra principal. La mayor parte de las mesas, salvo una, estaban ya reservadas, algo que supimos cuando al llegar la camarera nos informó (de una forma un tanto seca y abrupta) que sólo había una mesa, en un rincón y sólo si íbamos a pedir para comer. Un trato que de entrada nos dejó algo fríos... así que optamos por la barra.
No sabíamos si íbamos a comer o no, eso es algo que surge sobre la marcha según la experiencia que tengamos... y para ello empezamos por pedir dos cervezas.
Dos copas de Alhambra Especial servidas en copa (siempre las preferimos frente a un tubo) de un tamaño más que interesante y que vendría acompañada de una tapa que no es a elegir.
Para esta primera ronda nos sirvieron dos croquetas de longaniza/chorizo de un muy buen sabor y con en rebozado para chuparse los dedos. Y es que por algo se caracteriza este local es por las croquetas con las cuenta en la carta, quizás su plato más popular.
Con un ambiente tranquilo comenzaron a llegar los comensales de algunas de las mesas que había reservadas, momento que aprovechamos para pedir una segunda ronda, de nuevo con dos cervezas.
Y es que aunque tienen carta de vinos, dada la buena temperatura que hacía en el exterior (pese a estar en noviembre) la cerveza era más que apetecible.
Para la segunda tapa nos sirvieron dos cuencos de arroz y al igual que las croquetas estaban muy buenas, en este caso el sabor no estaba tan conseguido.
Un arroz algo pasado y quemado (había partes tostadas) acompañado con habas, alguna habichuela verde y carne. En lo que respecta al punto, en mi caso me gusta algo pasado, por lo que no había problema, pero el sabor no nos terminó de convencer.
Y dado que en cuestión de sed íbamos servidos, optamos por pedir una ración, en este caso de croquetas.
Una ración que lleva ocho croquetas variadas a elegir (en parejas) entre los sabores disponibles. Se pueden pedir además seis, media ración igualmente a elegir entre los sabores que ofrecen.
Para nuestras ocho croquetas optamos por pedir (recordad, de dos en dos) las variedades de pollo, "croques" de puchero, espinacas con jamón y de setas con puerro. Todas más que buenas, me gustaron especialmente las de espinacas y pollo (tenían abundante carne) mientras que mi acompañante prefería las de puchero (algún garbanzo se había colado) y las de setas.
En resumen, todas muy buenas, con un rebozado crujiente y sabroso y un relleno suave y muy cremoso.
Pero como recordaréis, estábamos en la barra, pues ya nos habían informado que las mesas sólo eran para comer. Y aunque teníamos pensado pedir más, la barra no es el lugar más adecuado por comodidad para comer. Habríamos pedido más si se hubiera dado la oportunidad pero...
Optamos así por abandonar el local no sin antes abonar nuestra cuenta. El precio 19 euros, a dos euros por cada una de las cervezas y 11 euros por la ración de ocho croquetas variadas.
Al llegar encontramos hueco, primero en la barra junto a la pared y algo más tarde, al irse una cliente, en la barra principal. La mayor parte de las mesas, salvo una, estaban ya reservadas, algo que supimos cuando al llegar la camarera nos informó (de una forma un tanto seca y abrupta) que sólo había una mesa, en un rincón y sólo si íbamos a pedir para comer. Un trato que de entrada nos dejó algo fríos... así que optamos por la barra.
No sabíamos si íbamos a comer o no, eso es algo que surge sobre la marcha según la experiencia que tengamos... y para ello empezamos por pedir dos cervezas.
Dos copas de Alhambra Especial servidas en copa (siempre las preferimos frente a un tubo) de un tamaño más que interesante y que vendría acompañada de una tapa que no es a elegir.
Para esta primera ronda nos sirvieron dos croquetas de longaniza/chorizo de un muy buen sabor y con en rebozado para chuparse los dedos. Y es que por algo se caracteriza este local es por las croquetas con las cuenta en la carta, quizás su plato más popular.
Con un ambiente tranquilo comenzaron a llegar los comensales de algunas de las mesas que había reservadas, momento que aprovechamos para pedir una segunda ronda, de nuevo con dos cervezas.
Y es que aunque tienen carta de vinos, dada la buena temperatura que hacía en el exterior (pese a estar en noviembre) la cerveza era más que apetecible.
Para la segunda tapa nos sirvieron dos cuencos de arroz y al igual que las croquetas estaban muy buenas, en este caso el sabor no estaba tan conseguido.
Un arroz algo pasado y quemado (había partes tostadas) acompañado con habas, alguna habichuela verde y carne. En lo que respecta al punto, en mi caso me gusta algo pasado, por lo que no había problema, pero el sabor no nos terminó de convencer.
Y dado que en cuestión de sed íbamos servidos, optamos por pedir una ración, en este caso de croquetas.
Una ración que lleva ocho croquetas variadas a elegir (en parejas) entre los sabores disponibles. Se pueden pedir además seis, media ración igualmente a elegir entre los sabores que ofrecen.
Para nuestras ocho croquetas optamos por pedir (recordad, de dos en dos) las variedades de pollo, "croques" de puchero, espinacas con jamón y de setas con puerro. Todas más que buenas, me gustaron especialmente las de espinacas y pollo (tenían abundante carne) mientras que mi acompañante prefería las de puchero (algún garbanzo se había colado) y las de setas.
En resumen, todas muy buenas, con un rebozado crujiente y sabroso y un relleno suave y muy cremoso.
Pero como recordaréis, estábamos en la barra, pues ya nos habían informado que las mesas sólo eran para comer. Y aunque teníamos pensado pedir más, la barra no es el lugar más adecuado por comodidad para comer. Habríamos pedido más si se hubiera dado la oportunidad pero...
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