Estamos de vuelta tras una semana de paréntesis forzoso y justo antes de las navidades, de las comidas que ya empiezan a proliferas llegamos para recuperar un local de gran arraigo y al que no acudíamos hace bastante tiempo.
Y es que para este retorno hemos escogido como protagonista de la crónica un bar muy comentado en el grupo en Facebook por el buen tapeo y el mejor trato que ofrece.
Estamos hablando de La Sitarilla, un local lleno de tipísmo enclavado en el barrio de la Magdalena, muy cerca de la zona comercial de la ciudad y por tanto ideal a la hora de hacer una pausa tanto si salimos de compras como si estamos trabajando cerca.
Si quieres probar deberás acudir a la calle San Miguel Alta, perpendicular a las calles Gracia y Jardines y cerca de la Plaza de Gracia... zona en la que tenemos otras opciones como son el Chantarela, Pacurri, Pöe, Omkalsum, La Bodega de Antonio, La Goma., El Quinteto, El Poderío, El Rincón de Rodri...
Entrar en La Sitarilla es toda una experiencia nada más abrir la puerta, por la música, la decoración... todo desprendiendo un aire clásico y si se puede decir, añejo.
Llegamos un domingo con algo de "temor" porque encontrar hueco los fines de semana es harto complicado. No obstante tuvimos suerte y nos hicimos con un espacio en la barra, que con forma de "L" se encuentra rodeada de mesas altas en las que tapear o comer.
Al fondo, a la izquierda, una puerta da acceso a otra sala, en la que junto a otra pequeña barra, encontramos igualmente otro grupo de mesas altas y al fondo un salón con mesas tradicionales en las que comer.
El salón y la barra secundaria estaban llenas, así como las mesas contiguas y la actividad era intensa, si bien no tardaron en atendernos.
Pedimos dos cervezas, en este caso Alhambra Especial de grifo y quedamos a la espera de una tapa que no es a elegir, si bien, podemos pedir el cambio por otra sin problema.
No tardó el camarero tras la barra en traer dos platos de carne en salsa con patatas.
Las fotos que aquí veis no hacen justicia al tamaño ni al buen sabor que tenía la carne, tierna y suave con una salsa que invitaba a mojar. Y por ahora no había rastro de los platos de cerámica granadina tan populares en el bar.
Las patatas, bien firtas, cumplían perfectamente como acompañamiento, mucho mejor además al ser en platos individuales (si eres de los que come más despacio, se acaban los agobios por ver que te quedas sin tu tapa).
Y como decíamos antes la decoración, llamativa a más no poder con murales pintados en los que paisajes típicos de Granada como la Alhambra, el Albaycin o escenas de la vida cotidiana, son protagonistas.
Tras la barra, un gran número de botellas almacenadas entre maderas que delatan la experiencia en sus colores y las grietas que atesoran mientras de fondo suena Eva María se Fue de Los Diablos o Juan Pardo y Junior... curioso.
En esas estamos cuando nos preguntan si volveremos a repetir, a lo que contestamos afirmativamente. De nuevo dos cervezas.
Con las dos cervezas, servidas en copa, ya en la barra, esperamos unos minutos a que salga la tapa mientras vemos despachar tapas de salmorejo, de callos... y la nuestra, un dos croquetas con pimientos y patatas... y en plato de cerámica
El tamaño, un plato para cada uno, es más que interesante y si bien las croquetas no eran excesivamente grandes, si tenían un gran sabor con un relleno suave y sabroso.
El tamaño, un plato para cada uno, es más que interesante y si bien las croquetas no eran excesivamente grandes, si tenían un gran sabor con un relleno suave y sabroso.
En esas estábamos... cuando vino compañía, a la que le costó hacerse con un sitio en una barra muy cotizada. Tres consumiciones en forma de dos cervezas y un vino sin alcohol fue lo que pedimos y a la espera quedamos de la tapa.
Y de nuevo en cerámica un plato de lomo a la plancha con patatas y pimientos... para cada uno.
Y de nuevo en cerámica un plato de lomo a la plancha con patatas y pimientos... para cada uno.
Cómo se aprecia, un buen tamaño, cada vez menos habitual y sí, aunque la cerámica dejaba algo que desear, el sabor de la tapa era espectacular.
El precio total por las 6 cervezas (así pedidas) y el vino sin alcohol fue de 14 euros, a 2 euros por cada una de las consumiciones, un precio que seguro hará que volvamos.
El precio total por las 6 cervezas (así pedidas) y el vino sin alcohol fue de 14 euros, a 2 euros por cada una de las consumiciones, un precio que seguro hará que volvamos.
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