Vuelven como cada viernes las crónicas y esta vez lo hacen con un local que no era protagonista desde el año 2012 (ahí es nada). Encaminamos nuestros pasos buscando un nuevo bar para probar nuevas tapas y así terminamos con el que ha sido protagonista esta semana.
Se trata de Casa Mol, un bar situado en pleno centro de la ciudad, a espaldas de la Acera del Darro, más exactamente en la calle San Isidro haciendo esquina con la calle Duende.
Un local que antes ocupaba el sitio en el que ahora se encuentra el bar Duende XXX y en una zona en la que hay bares tan conocidos como son Duende 15, Casa Salvador, La Bodega los Tintos, Ávila, Posada del Duende, Sabores del Sur, Ávila II, La Taberna de Pitru...
Al entrar nos topamos con una barra de generosas dimensiones que se encuentra rodeada por unos grandes ventanales juntos a los que hay un pequeño lugar para apoyar las bebidas y con algunas mesas bajas a la entrada junto con otras dos al final, junto a los baños.
Nos hicimos con un hueco en la barra, pues el sitio libre se cotizaba caro. Y nada más sentarnos en los taburetes junto a la barra nos preguntaron.
Dos cervezas, sin especificar caña o tubo. Dos cervezas Estrella Damm que nos sirvieron al tiempo que nos preguntaban por la tapa, que para alegría de muchos son a elegir de una carta relativamente amplia.
Aprovechando que se retiraba un numeroso grupo de clientes pedimos nuestras tapas. Champiñones a la crema con bacon ahumado y patata asada y patatas bravas con ali oli canario.
Teníamos la cerveza en la barra y el tiempo iba pasando sin que nos sirvieran las tapas. Así con casi 20 minutos del reloj hasta que llegaron los champiñones y algo más tarde las patatas bravas. Llamaba la atención puesto que mientras habían salido otras tapas. En las fotos se ve la cerveza que quedaba cuando sirvieron las tapas
Empezando por los champiñones a la crema con bacon ahumado y patata asada, estos venían bien presentados sobre una pizarra en un pequeño cuenco blanco. La nata les daba un sabor suave y agradable y ofrecían un buen tamaño. Una tapa que nos gustó bastante.
En el caso de las patatas bravas, o mejor dicho, patata, era media patata asada con algo de salsa por encima sobre una base de ali oli. En el caso de la salsa brava esta estaba muy lejos de ofrecer el picante que caracteriza a este tipo de salsa.
Sin picor alguno. Igualmente el ali oli tampoco presentaba sabor, era casi imperceptible y por lo tanto no resaltaba. La tapa no era algo que nos gustara especialmente, a diferencia de los champiñones, que sí que nos había gustado.
El sitio era un continuo trasiego de gente y volvimos a pedir una segunda ronda para así confirmar la impresión que tuvimos con la primera ronda para bien o para mal, hasta ese momento en empate técnico.
De nuevo dos cervezas si bien en esta ocasión pedimos específicamente cañas. Nos sirvieron la misma copa que en la ocasión anterior, por lo que al parecer no se diferencian en tamaños.
En esta ocasión nos decantamos por fritos para acompañar la cerveza y no ocurrió como en el primer caso. Nos sirvieron las tapas de forma casi instantánea. ¿Las tapas? pedido croquetas caseras con ali oli moruno y lágrimas de pollo con mahonesa de chimichurri.
Así, empezando por las croquetas, estas vinieron en un plato acompañadas por lechuga. Se trataba de dos croquetas que tenían buena vista pero que al ir a usar el tenedor a nuestro parecer estaban excesivamente duras. El interior con buen sabor pero con demasiado seco y poco relleno. Además, el ali oli moruno, con aspecto de mostaza, era insulso y no presentaba sabor alguno.
Con respecto a las lágrimas de pollo, también fritas, nos encontramos en un caso parecido al que hemos comentado en las croquetas.
En forma de dados, estaban igualmente duros, lejos de la textura más suave con el punto de crujir justo que deben ofrecer tanto lágrimas como fingers. La mahonesa chimichurri, como en las otras salsas, carente de sabor.
En ese momento optamos por pedir la cuenta para así poder cerrar la noche. Nos sirven un ticket en el que aparece un coste de 11,30 por las cuatro consumiciones que no nos cuadra ya que aparece un tercio de Estrella Damm (2,50 euros) que no hemos pedido. Se lo hacemos ver al camarero, que se excusa en que el no nos ha atendido y que para eso están los tickets, "para que los leamos".
Lo repasan y nos entregan el ticket correcto. Un total de 8,80 euros a un coste de 2,20 euros por cada una de las "cañas" que tomamos.
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me encanta el blog, esta genial para tener recomendaciones de todos los bares de granada!!
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