Días de calor nos están acompañando y tras la resaca (nunca mejor dicho para algunos) del Día de la Cruz, de nuevo llegamos con una nueva crónica para la que esta vez hemos buscado una terraza agradable en una escondida placeta de la ciudad.
Estamos sentados en la Plaza de los Campos haciendo esquina con la calle Rosario, en la parte baja del Realejo, en la Taberna de Jam.
Estamos sentados en la Plaza de los Campos haciendo esquina con la calle Rosario, en la parte baja del Realejo, en la Taberna de Jam.
Una plaza con una fuente y unos árboles en el centro que sirven de anfitriones a la Comisaría de Policía situada al lado y que crean un ambiente muy agradable. Y si esta terraza está completa muy cerca otras opciones cómo son el Bar Arrabal, Malvasía Taberna, Vega Foodie, Rosario Varela, Tasca El Conde, La Botillería, Los Diamantes, La Pajuana Creativa Tapas, Braserito o La Tana
Nos sentamos en una de las mesas que había libres. Mesas con clientes extranjeros que ya se disponían a comer pese a que acababan de dar las nueve de la noche mientras que otros simplemente disfrutaban de sus tapas.
El interior del local denotaba limpieza, algo que pese a que no entramos percibimos gracias a las grandes cristaleras que lo rodean y que dan a la calle Rosario, justo encima de Los Diamantes. Un local en el que cómo su propio nombre indica el jamón es protagonista.
Muy atentos y correctos nos preguntan que vamos a tomar y pedimos dos cervezas mientras buscamos la carta para conocer las alternativas en caso de querer pedir algo más. No la encontramos a la vista... tenemos que esperar.
No tardan en llegar las copas, hermosas, generosas en tamaño, con una cerveza muy bien tirada y con la cantidad justa de espuma y crema. Decir que con este calor sentaba estupendamente es algo que sobra ¿no?
Las tapas no eran a elegir, pero las que habíamos visto tenían buena pinta... y así nos llegaron dos latitas (de esas en las que vienen las sardinas o las anchoas) con patatas fritas y dos pequeños shawarmas.
Unas patatas fritas que nada tenían que ver con las congeladas que tanto están de moda en muchos bares. Bien fritas y con un sabor agradable y que acompañaban a una especie de mini shawarma en cuyo interior había carne y que estaba aderezado con salsa.
Muy buena presentación y un sabor más que correcto. Nos gustó esa primera tapa.
No obstante y con la terraza (y la de los alrededores) llena, disfrutamos del ambiente, del ruido del agua en la fuente, de la ausencia de tráfico... mientras dábamos cuenta de lo que quedaba de cerveza.
La noche había caído y nos animamos a pedir otras dos cervezas. ¿Cual sería la tapa? ¿Igual de buena que la primera?
Pues para esta segunda el nivel, al menos desde nuestro punto de vista, bajó de forma notable. Y es que esta segunda tapa estaba compuesta de dos pequeños cuencos con patatas y una salsa que iba a medio camino entre la alioli y la mayonesa.
No era ensaladilla rusa, que fue lo que nos pareció al principio y la salsa no tenía ese sabor tan característico de la salsa alioli ni tampoco el gusto que deja la mayonesa. Aunque el aspecto era bueno, carecía totalmente de sabor.
En esas estábamos, pensando en pedir algo de la carta (si es que lográbamos hacernos con una) pero el sitio ya estaba lleno y al parecer tardaban algo en sacar las comandas y dado que al día siguiente tocaba madrugar decidimos cortar ahí la noche.
Tocaba pedir el precio. Una terraza, centro de la ciudad, un entorno muy agradable, clientes foráneos... una combinación que nos hacía pensar en unos 2,30 euros por cada consumición y no, nos quedamos algo cortos. Al final 9,80 por las cuatro cervezas a razón de 2,45 euros por cada una.
Un precio que conviene analizar valorando el entorno, que estamos en terraza, céntrica, que la cerveza era generosa en tamaño de forma que hasta ahí puede parecer justo, pero que desmerece por la calidad de la segunda tapa sobre todo (la primera era correcta).
El interior del local denotaba limpieza, algo que pese a que no entramos percibimos gracias a las grandes cristaleras que lo rodean y que dan a la calle Rosario, justo encima de Los Diamantes. Un local en el que cómo su propio nombre indica el jamón es protagonista.
Muy atentos y correctos nos preguntan que vamos a tomar y pedimos dos cervezas mientras buscamos la carta para conocer las alternativas en caso de querer pedir algo más. No la encontramos a la vista... tenemos que esperar.
No tardan en llegar las copas, hermosas, generosas en tamaño, con una cerveza muy bien tirada y con la cantidad justa de espuma y crema. Decir que con este calor sentaba estupendamente es algo que sobra ¿no?
Las tapas no eran a elegir, pero las que habíamos visto tenían buena pinta... y así nos llegaron dos latitas (de esas en las que vienen las sardinas o las anchoas) con patatas fritas y dos pequeños shawarmas.
Unas patatas fritas que nada tenían que ver con las congeladas que tanto están de moda en muchos bares. Bien fritas y con un sabor agradable y que acompañaban a una especie de mini shawarma en cuyo interior había carne y que estaba aderezado con salsa.
Muy buena presentación y un sabor más que correcto. Nos gustó esa primera tapa.
No obstante y con la terraza (y la de los alrededores) llena, disfrutamos del ambiente, del ruido del agua en la fuente, de la ausencia de tráfico... mientras dábamos cuenta de lo que quedaba de cerveza.
La noche había caído y nos animamos a pedir otras dos cervezas. ¿Cual sería la tapa? ¿Igual de buena que la primera?
Pues para esta segunda el nivel, al menos desde nuestro punto de vista, bajó de forma notable. Y es que esta segunda tapa estaba compuesta de dos pequeños cuencos con patatas y una salsa que iba a medio camino entre la alioli y la mayonesa.
No era ensaladilla rusa, que fue lo que nos pareció al principio y la salsa no tenía ese sabor tan característico de la salsa alioli ni tampoco el gusto que deja la mayonesa. Aunque el aspecto era bueno, carecía totalmente de sabor.
En esas estábamos, pensando en pedir algo de la carta (si es que lográbamos hacernos con una) pero el sitio ya estaba lleno y al parecer tardaban algo en sacar las comandas y dado que al día siguiente tocaba madrugar decidimos cortar ahí la noche.
Tocaba pedir el precio. Una terraza, centro de la ciudad, un entorno muy agradable, clientes foráneos... una combinación que nos hacía pensar en unos 2,30 euros por cada consumición y no, nos quedamos algo cortos. Al final 9,80 por las cuatro cervezas a razón de 2,45 euros por cada una.
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Y llegados a este punto, estas serían las conclusiones.
Pues a mi este sitio no me gusta nada, solo tiene de bueno la terraza, pero los precios me parecen excesivos además de unirse al club de te planto un microcaña y me quedo tan agusto por la pasta que te cobro y como decís ya con el vino me he quedado flipado. Vamos si está lleno de hielo. Nada, no merece la pena ir, me quedo con el Moa por ejemplo, donde los precios cantidad se ajustan a lo aceptable.
ResponderEliminarBuenas,
ResponderEliminarsi, el precio de este bar de Granada es un poco caro, pero a mi si me gustaron las tapas que probé.
MALA EXPERIENCIA! Camareros bordes y desagradables. Las tapas dejan mucho que desear, el sitio es caro y el lugar no es nada bonito para los sitios que hay en Granada.
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